Curso 18-19

Comunidad 14: Traditio Symboli del 14 al 16 de diciembre de 2018

(Estatuto del Camino NC. Art. 20 - 2ª)
Se entrega de nuevo a los neocatecúmenos el Credo (redescubrimiento de la “Traditio Symboli”), «compendio de la Escritura y de la fe»,[1] y se les envía a predicarlo, de dos en dos, por las casas de la parroquia. Estudian y celebran artículo por artículo el Símbolo apostólico. 
[1]     Congregación para el Clero, Directorio general para la Catequesis, 85.

Comunidad 7: 2º Convivencia de la Elección, del 11 al 13 de enero 2019

(Estatuto del Camino NC. Art. 21 - 3)
La tercera fase del Neocatecumenado es el redescubrimiento de la elección, «eje de todo el catecumenado».[1] Es un tiempo de iluminación en que los neocatecúmenos aprenden a caminar en la alabanza, «inundados por la luz de la fe»,[2] es decir a discernir y cumplir la voluntad de Dios en la historia para hacer de la propia vida liturgia de santidad. Estudian y celebran los diversos pasajes del Sermón de la Montaña.
[1]     OICA, 23.
[2]     Ibidem, 24.

Comunidades 8 y 9: Final del Padrenuestro. 18 al 20 de enero. Rito entrega el 9 de febrero.

(Estatuto del Camino NC. Art 20 - 3ª)
Los neocatecúmenos son iniciados a hacerse pequeños[1] y a vivir abandonados filialmente a la paternidad de Dios, protegidos por la maternidad de María y de la Iglesia, y en la fidelidad al Sucesor de Pedro y al Obispo. Al final, entrega del “Padrenuestro”. 
[1]     Cfr. Mt 18,4.

Comunidades 10 y 11: 2ª Convivencia del Padrenuestro. 15 al 17 febrero  y del 16 al 20 de marzo: Peregrinación al Santuario de Loreto y  Roma.

(Estatuto del Camino NC. Art 20 – 3ª)

Los neocatecúmenos son iniciados a hacerse pequeños[1] y a vivir abandonados filialmente a la paternidad de Dios, protegidos por la maternidad de María y de la Iglesia, y en la fidelidad al Sucesor de Pedro y al Obispo. A tal fin, antes de la entrega del “Padrenuestro”, los neocatecúmenos hacen una peregrinación a un santuario mariano para acoger a la Virgen María como madre,[2] profesan la fe en la tumba de S. Pedro y hacen un acto de adhesión al Santo Padre. En esta etapa los neocatecúmenos estudian sistemáticamente cada una de las peticiones del “Padrenuestro” y temas sobre la Virgen María: Madre de la Iglesia, Nueva Eva, Arca de la alianza, Imagen del cristiano, etc.

[1]     Cfr. Mt 18,4. [2]     Cfr. Jn 19,26-27.

Comunidades 20 y 21: 2º Escrutinio. (pospuesto)

(Estatuto del Camino NC. Art. 19-2ª)
En la segunda etapa, de análoga duración, los neocatecúmenos celebran las grandes etapas de la historia de la salvación: Abraham, Éxodo, Desierto, Tierra prometida, etc., y les es dado un tiempo para que se prueben a sí mismos en la sinceridad de su intención de seguir a Jesucristo,[1] a la luz de su Palabra: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24).
En la celebración conclusiva del segundo escrutinio, renuevan ante la Iglesia la renuncia al demonio y manifiestan su voluntad de servir sólo a Dios.
[1]     Cfr. Lc 14,25-33.

Comunidades 27 y 28: Convivencia final de Catequesis. 8 al 10 de marzo

(De los Estatutos del Camino Neocatecumanl: Art. 9)
3ª.  El kerigma en los sacramentos y en la koinonia: las catequesis culminan en la convivencia con la celebración de la Eucaristía. Dicha celebración, preparada por oportunas catequesis, ayuda a redescubrir el esplendor pascual resaltado por el Concilio Vaticano II y a experimentar la comunión entre los hermanos. En efecto «no es posible que se forme una comunidad cristiana si no tiene como raíz y como centro la celebración de la sagrada Eucaristía, por la que debe, consiguientemente, comenzarse toda educación que tiende a formar el espíritu de comunidad».[1] La celebración de la Eucaristía acompañará a la comunidad durante todo el itinerario.
[1]    Concilio Ecuménico Vaticano II, decr. Presbyterorum ordinis, 6.
(Art. 10) Nacimiento de la comunidad neocatecumenal
1. El último día de la convivencia se proclama el Sermón de la Montaña, diseño del hombre nuevo, y se presenta el itinerario neocatecumenal como un camino de renacimiento y de redescubrimiento del Bautismo.
2. A través de la predicación y de las celebraciones realizadas en las catequesis iniciales, el Espíritu Santo invita a hombres y mujeres de diversa edad, mentalidad, cultura y condición social a emprender juntos un itinerario de conversión, fundado en el redescubrimiento progresivo de las «inmensas y extraordinarias riquezas y responsabilidades del Bautismo recibido»,[1] para realizar en ellos el gradual crecimiento y maduración de la fe y de la vida cristiana.[2]Al final de la convivencia, con los que acogen la llamada a recorrer tal catecumenado postbautismal se forma la comunidad neocatecumenal.
3. La comunidad neocatecumenal es confiada a la cura pastoral del Párroco y del presbítero encargado por él (cfr. art. 27). Además la comunidad indica, mediante votación, un responsable laico y algunos corresponsables,[3] que son confirmados por el Párroco y por el equipo de catequistas, y que colaboran con el presbítero para garantizar que la comunidad recorra el itinerario del Camino Neocatecumenal según lo establecido en el Estatuto y en las Orientaciones a los equipos de catequistas, y para cuidar de los aspectos organizativos.[4] 
4. El equipo de catequistas, concluidas las catequesis iniciales, ilustra al presbítero que preside la comunidad y al equipo de responsables cómo se hace la preparación de la celebración de la Palabra y de la Eucaristía (cfr. art. 11 § 3 y art. 13 § 4) y cómo se desarrollan las convivencias mensuales, indicando los temas bíblicos de formación para la celebración de la Palabra.
[1]    Juan Pablo II, exhort. apost. Christifideles Laici, 61; cfr. OICA, 295.
[2]    Cfr. OICA, 296.
[3]    Al inicio de cada etapa del itinerario neocatecumenal del Camino, de conformidad con las Orientaciones a los equipos de catequistas, el responsable y los corresponsables son verificados por el equipo de catequistas, de acuerdo con el Párroco y con el presbítero de la comunidad.
[4]    Cfr. Pablo VI, exhort. apost. Evangelii Nuntiandi, 73.